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Atahualpa Yupanqui es el seudónimo de Héctor Roberto Chavero Aramburo, cantautor, guitarrista y escritor, considerado el músico y poeta más importante del folklore argentino.
No resulta fácil localizar a Atahualpa Yupanqui en el tiempo, pues se trasladaba de un lado a otro constantemente. Por eso en muchas notas biográficas hay información confusa, que aquí se ha tratado de aclarar con una cronología más o menos precisa analizando diversas fuentes. Varias cosas se han podido confirmar por propias palabras de Atahualpa Yupanqui en la entrevista que se puede escuchar con el reproductor que está más arriba, como lo de su estadía en Tucumán. Fue y volvió varias veces a esa provincia, pero todo indica que su permanencia más prolongada se produce después de 1936, año en que estuvo en Rosario y también en Buenos Aires.
Atahualpa Yupanqui, cuyo nombre real era Héctor Roberto Chavero Aramburo nació el 31 de enero de 1908 en Campo de la Cruz, un paraje ya desaparecido situado a unos 30 km de Pergamino, ciudad de la provincia de Buenos Aires donde fue registrado. Su padre, José Demetrio Chavero, era de Loreto (Santiago del Estero), con antepasados quechuas, y su madre, Higinia Haram, era española de origen vasco. Fue el segundo de tres hermanos, su hermana Carmen había nacido en 1905 y Alberto vendría en 1911.
Su padre era empleado de ferrocarril en General Roca, y para aumentar sus ingresos domaba caballos, destreza que enseñó a sus hijos. En ese pueblo pasó los primeros años de su infancia quien luego se llamaría a sí mismo Atahualpa Yupanqui, y allí conoció la música y el canto de los paisanos, que se acompañaban con sus guitarras.
Eran canciones inspiradas en la extensa llanura pampeana, el ombú, el galope de los potros, las penas de amor. Milongas lentas, en do mayor o en mi menor, tonos que usaban los paisanos para describir lo que querían contar. Como el propio Atahualpa Yupanqui lo dice en "El canto del viento", "Así, en infinitas tardes, fui penetrando en el canto de la llanura, gracias a esos paisanos. Ellos fueron mis maestros. Ellos, y luego multitud de paisanos que la vida me fue arrimando con el tiempo. Cada cual tenía 'su' estilo. Cada cual expresaba, tocando o cantando, los asuntos que la pampa le dictaba".
Cuando tenía siete años sus padres lo mandaron a estudiar violín con el cura de Roca, el padre Rosáenz, pero después de un año y medio de estudiar solfeo y practicar las lecciones de los métodos de Fontovas, el sacerdote lo sorprendió tocando una vidalita y lo echó. Después trasladaron al cura y se acabaron las lecciones de violín.
Bautista Almirón vivía en Junín, y era un concertista de guitarra amigo de José Chavero. Como no les sobraba el dinero, hicieron un acuerdo por el cual dos de los hijos de Almirón vivirían con los Chavero, y Héctor Roberto se alojaría en su casa, donde le enseñaría sin cobrarle; a manera de pago tenía que cuidarle un rosal. Allí Atahualpa Yupanqui descubrió la música de Sor, Albeniz, Granados y Tárrega, y también las transcripciones para guitarra de obras de Schubert, Liszt, Beethoven, Bach, Schumann. Luego, ya más grande, se trasladaba 16 Km a caballo desde Roca a Junín, donde primero tomaba lecciones con un profesor de inglés, y luego de guitarra con Almirón, interrumpidas a veces por compromisos del maestro, quien finalmente se trasladó a Rosario, lo que significó el final de sus estudios musicales.
Atahualpa Yupanqui conoció Tucumán en 1917, en uno de los viajes de vacaciones en que su padre llevaba a la familia en el tren aprovechando que no tenía que pagar pasaje. Allí estuvieron dos meses y conoció otro paisaje, otra música: la zamba, y otros instrumentos: el arpa, el bombo. Luego volvería varias veces a esa provincia, a la que le cantó tanto.
Realizó sus estudios secundarios en Junín, donde comenzó a escribir sonetos y otros poemas para una revista escolar firmándolos con el seudónimo "Yupanqui", simplemente para ocultar su verdadero nombre. Aunque sabía el significado de esa palabra (narrarás, has de contar), pues conocía el quechua, recién después lo asume, y le agrega "Atahualpa" delante (viene de tierras lejanas), de manera que "Atahualpa Yupanqui" significa "Viene de lejanas tierras para contar algo".
Un 14 de noviembre de 1921 el padre de Atahualpa Yupanqui se suicidó sin razón aparente, por lo que tuvo que trabajar para ayudar a su familia. Fue hachero, arriero, mandadero, cargador de carbón, entregador de telegramas, oficial de escribanía, corrector de pruebas y periodista, haciendo notas sociales, sobre casamientos o velorios.
En 1923 un colega del diario "Crítica" le facilitó su primera incursión en Buenos Aires, justo cuando se hizo la transmisión radial de la pelea Firpo-Dempsey, y mientras se esperaba que llegara la información él y otros cantaban; poco tiempo después regresó a Junín. En En 1926 Atahualpa Yupanqui volvió a probar suerte en la Capital con su guitarra, una pequeña valija, algunos pesos y con los habituales sueños de esperanza. Trabajó como peón de panadería a la vez que hacía audiciones en bares, bibliotecas y escuelas, y también colaboraba con algunos reportajes en un modesto periódico. En ese año Atahualpa Yupanqui compuso "Caminito del indio", que grabó con este nombre en 1936. La partitura se editó en 1939 como "Camino del indio", y así lo grabó en 1941 Ignacio Corsini. Luego vino "Nostalgias tucumanas", ambos temas motivados por su estancia en Tucumán.
En 1931 Atahualpa Yupanqui se casó con su prima María Alicia Martínez quién tenía un hijo nacido en 1923 de una pareja anterior. No le había ido bien en Buenos Aires, así que se fueron a Entre Ríos, donde nació su primera hija, Alma Alicia. Atahualpa Yupanqui, igual que su padre, era yrigoyenista. En Junín había trabajado con Moisés Lebensohn, fundador del diario "La Verdad", y en Buenos Aires tocaba en una peña donde se reunían radicales que conspiraban contra el gobierno de Uriburu, y luego el de Justo.
En Entre Ríos Atahualpa Yupanqui encontró personas hospitalarias que le ayudaron en la precariedad económica; fue maestro de escuela y fundó el diario "La voz del Tala", en Rosario del Tala. En enero de 1932 participó en la fallida intentona revolucionaria de los hermanos Kennedy, en La Paz, lo que lo obligó a refugiarse en Uruguay, algo a lo que hace alusión en su milonga Sin caballo y en Montiel (en referencia a la zona de Entre Ríos con ese nombre). Primero se radicó en Montevideo, y luego en otras localidades camino al sur de Brasil. Mientras tanto su esposa había regresado a Junín, donde el 11 de enero de 1933 nació su segundo hijo, Atahualpa Roberto.
En 1934 se dictó una amnistía que permitió a Atahualpa Yupanqui radicarse en Rosario de Santa Fe, donde fue contratado por LT1 Radio del Litoral. Formó un dúo con el entrerriano Ángel Candino, realizando una temporada exitosa en dicha emisora. También trabajó en el diario "El popular", donde hacía notas de viaje, crónicas del campo, narraba sucedidos y escribía sonetos. Allí le tocó escribir el obituario sobre la muerte de Bautista Almirón.
En 1935 se estableció en Raco, Tucumán, y de allí fue a Buenos Aires para actuar en radio. En la revista Sintonía de ese año apareció una nota titulada "Recital indígena por Radio Fénix" en la que anunciaba la presentación en esa emisora de Buenos Aires de un joven cantante, pero en vez de nombrarlo Atahualpa "Yupanqui" escriben "Tupanqui". Luego fue invitado a la inauguración de Radio El Mundo, el 29 de Noviembre de 1935, acompañado por la orquesta de Dajos Bela.
Por esa época estuvo en Córdoba, viviendo en una pensión, e intentó estudiar medicina, pero la escasez de medios económicos se lo impidieron. Allí se relacionó con importantes personalidades de la cultura, la ciencia y la política (Aníbal Campos, Mirizzi, Deodoro Roca). También recorrió Santiago del Estero, para volver luego a Raco por unos meses. Estuvo en Catamarca, Salta y Jujuy. En el Altiplano Atahualpa Yupanqui buscó testimonios de las viejas culturas aborígenes. Retornó a los Valles Calchaquíes, recorrió a lomo de mula los senderos jujeños y residió por un tiempo en Cochangasta, La Rioja.
En 1936 Atahualpa Yupanqui realizó sus primeras grabacionces en el sello Odeón para la agrupación tradicionalista "El Mangruyo", de Rosario de Santa Fe. Grabó dos discos de 78 rpm con sus temas "Caminito del indio", "Mangruyando", "La vidala del adiós", y "Paso de los Andes", y otro disco con "Apariencias" y "Cumbres siempre lejos", compuestos con letra del poeta uruguayo Romildo Risso. Éste vivía en Rosario desde 1910, y ambos se hicieron amigos en "El Mangruyo"; Atahualpa Yupanqui también le puso música a su poema "Los ejes de mi carreta" (publicada en 1946), uno de sus temas más difundidos.
El 19 de abril de 1936 nació en Buenos Aires su hija Lila Amancay; luego su esposa contrajo tuberculosis y la internó en el Centro de Tuberculosis de Cosquín (Córdoba), donde estuvo dos meses. A pesar de la corta internación Yupanqui envió a Alma, su hija mayor, con sus primas en Casilda, Santa Fe, a Atahualpa con su abuela Higinia en Junín, y a Lila Amancay con su hermana Carmen, también en Junín, donde permanecieron varios años. En diciembre de 1937 Atahualpa Yupanqui abandonó a su esposa e hijos, que pocas veces volvieron a verlo.
Aproximadamente en 1938 estando en Mendoza Atahualpa Yupanqui ganó un concurso Literario de la Entidad de Bellas Artes de Tucumán con "Canción de la zafra", y el dinero recibido le permitió viajar a Chile. En 1940 se editó "Piedra sola", su primer libro. En 1941 realizó grabaciones para el sello Odeón Argentina, y en 1942 para Víctor Argentina (luego RCA Víctor).
En 1942, en una peña de Tucumán, Atahualpa Yupanqui conoció a Nenette (Antonieta Paula Pépin Fitzpatrich), una franco canadiense nacida en la Isla de Saint Pierre et Miquelon el mismo año que él. Se enamoraron, convivieron desde 1946, tuvieron un hijo, Roberto Héctor, "el Kolla", y se casaron en 1979. Ella era concertista de piano y compuso la música de varios temas conocidos, como "Indiecito dormido", "Luna tucumana", "El arriero", "El alazán", y "Chacarera de las piedras". Es autora de cuarenta composiciones, firmadas como Paula Pepin o con el seudónimo Pablo del Cerro.
En 1944, durante otra incursión por las provincias del noroeste Atahualpa Yupanqui creó "El arriero". En 1946 debió abandonar Raco, episodio que dio origen a sus sentidas zambas "Adiós Tucumán" y "La añera" para instalarse en Cerro Colorado, Córdoba, año en que se casa con Nenette y nace su hijo Roberto.
En 1947 Atahualpa Yupanqui publicó su novela "Cerro Bayo" que luego se usó como guión para la película "Horizontes de Piedra", con música y papel protagónico del propio Yupanqui. Este film obtuvo el Primer Premio en el Festival de Cine Karlovy Vary de Checoslovaquia en 1956 a la mejor película y a la mejor música. Fue filmada en Tilcara con la dirección de Román Viñoly Barreto y la participación de Mario Lozano, Julia Sandoval, Enrique Fava y Milagros de la Vega. El texto que le dio origen fue traducido al francés, al holandés y al japonés.
En 1945 en un acto realizado en el Luna Park Atahualpa Yupanqui se había afiliado al Partido Comunista y debido a su militancia sufrió persecuciones, proscripción y cárcel durante el gobierno peronista. Sus temas se difundían como "de autor anónimo", y le resultaba muy difícil conseguir actuaciones, por lo que se trasladó al Uruguay y en 1948 el Partido Comunista le organizó una gira por Europa del este. Permaneció tres meses en Budapest, Hungría, invitado por el Ministerio de Artes y Letras, pues le interesaba conocer la diferencia entre la música zíngara y la magyar, para lo cual fue al Instituto de Zoltan Kodaly (maestro de Bela Bartok), quien conocía mucho la música zíngara. Luego fue a París, y su amigo Paul Elouard le pidió que tocara la guitarra para los otros invitados. Uno de ellos era Edith Piaf, quien al enterarse que estaba sin trabajo contrató el Teatro Athénée para cuatro conciertos, promocionados con afiches que decían: "Edith Piaf cantará para usted y para Yupanqui". Con gran generosidad, ella cantó la primera parte del recital y le cedió el cierre del espectáculo a Atahualpa Yupanqui. Ese fue su pasaporte a la fama en Europa.
Atahualpa Yupanqui vio en esa gira que el comunismo no era lo que imaginaba, y en 1952 dio a conocer su desafiliación a ese partido mediante una carta publicada en el diario "La Prensa". El 9 de junio de 1952 falleció el músico paraguayo Félix Pérez Cardozo, amigo de Atahualpa Yupanqui, quien ni bien se enteró compuso la letra de la guarania "Canción del arpa dormida", y le pidió a Herminio Giménez que compusiera la música. Ya consagrado en Europa volvió a hacer presentaciones en la Argentina, y en 1953 actuaba tres veces por semana en Radio Splendid. En 1956, con la "Revolución Libertadora" en el poder, volvieron las dificultades y Atahualpa Yupanqui pasaba la mayor parte del tiempo en Cerro Colorado.
De 1963 a 1964 Atahualpa Yupanqui realizó una gira por Colombia, Japón, Marruecos, Egipto, Israel e Italia. A partir de 1962 la revista "Folklore" había comenzado la publicación por entregas de su autobiografía "El canto del viento", y cuando regresó de su gira reunió ese material en un libro que se publicó en 1965. Ese año se editó el disco "El payador perseguido", que había comenzado a componer durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1967, luego de que un golpe de estado derrocara al gobierno democrático, Atahualpa Yupanqui volvió a Europa, donde durante 1968 recorrió gran parte de España, en particular el País Vasco, y luego se estableció en París. A partir de entonces volvía periódicamente a la Argentina, a su residencia de Cerro Colorado, desde donde se trasladaba para sus actuaciones.
Entre 1968 y 1980 Atahualpa Yupanqui hizo en París una importante cantidad de grabaciones supervisadas por Robert Prudon para el sello francés Le Chant du Monde. Esos discos cimentaron la popularidad y el reconocimiento que tenía en Europa. En 1989 la Universidad de Nantere, Francia, solicitó a Atahualpa Yupanqui la creación de la letra de la Cantata "La Palabra Sagrada" para conmemorar el Bicentenario de la Revolución Francesa, y que es un homenaje a todos los pueblos sometidos que se liberan.
Entre poemas y canciones Atahualpa Yupanqui ha escrito más de 1300 composiciones, de las cuales están registradas unas 350 canciones que, en gran parte, han sido musicalizadas por él mismo. Además de las canciones ya mencionadas son muy conocidas y difundidas "Canción de los horneros", "Criollita santiagueña", "El aromo", "Guitarra dímelo tú", "La andariega", "La hermanita perdida", "La olvidada", "La pobrecita", "La tucumanita", "La viajerita", "Le tengo rabia al silencio", "Los hermanos", "Milonga del peón de campo", "Milonga del solitario", "Piedra y camino", "Recuerdos del Portezuelo", "Sin caballo y en Montiel", "Tierra Querida", "Tú que puedes vuelvete", "Viene clareando", "Zamba del grillo", "Zambita de los pobres".
Como escritor, publicó "Piedra sola" (10 de Junio de 1941), "Cerro Bayo" (16 de diciembre 1946), "Aires indios" (15 de marzo de1947), "Tierra que Anda" (5 de noviembre de 1948), "Guitarra" (15 de noviembre de 1954), "El canto del viento" (octubre de 1965), "El payador perseguido" (enero de 1972), "Del Algarrobo al cerezo - (Apuntes de un viaje por el pais japones)" (1977), "La palabra sagrada" (1984) y "La capataza" (1992).
En su larga trayectoria Atahualpa Yupanqui recibió muchos reconocimentos, especialmente en sus últimos años. En 1984 la Fundación Konex de Argentina le concedió el Premio al Mérito y un año después el Premio de la Brillantez por ser "el artista más importante de la música popular". En 1986 el gobierno francés le nombró Caballero de las Artes y Letras de Francia; en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, le hicieron Doctor Honoris Causa, y en 1991 lo declararon Ciudadano Ilustre de Buenos Aires.
En 1989 creó la "Fundación Yupanqui", en su casa de Cerro Colorado, con sus libros, los puñales de su abuelo, ponchos, aperos, regalos que le dio la gente en sus giras por el mundo. Ese año Atahualpa Yupanqui debió internarse en Buenos Aires por una dolencia cardíaca, pese a lo cual en enero de 1990 participó en el Festival de Cosquín. El 14 de noviembre de ese año murió Nenette, y a los pocos días Yupanqui cumplió un compromiso artístico en París. En Diciembre de 1991 se presentó en Buenos Aires, en el que sería su último concierto ofrecido en la Argentina.
Atahualpa Yupanqui volvió a Francia en 1992 para actuar en Nimes pero se indispuso y allí murió el 23 de mayo. Por su expreso deseo, sus restos fueron repatriados y sus cenizas esparcidas debajo de un roble que el mismo Atahualpa plantó en Cerro Colorado, provincia de Córdoba.
Información recopilada de fuentes diversas, entre ellas "El canto del viento", Wikipedia, y notas periodísticas impresas y sonoras.